país de Europa Occidental

Francia (en francés, la France), oficialmente la República Francesa (République française) es un Estado soberano, miembro de la Unión Europea. Su territorio metropolitano o continental se ubica en Europa Occidental, limitando con Andorra, España, Mónaco, Italia, Suiza, Alemania, Luxemburgo y Bélgica. Además, posee diversos territorios en otras partes del mundo, incluyendo África, Norteamérica, Sudamérica y Oceanía. Francia es un país con una rica historia, clave en la formación de la cultura occidental y que atrae cada año a millones de turistas que desean recorrer tanto sus ciudades como sus bellezas naturales.

Comprender

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«La Libertad guiando al pueblo» de Eugène Delacroix, una de las alegorías más representativas de Francia.

Uno de los países más reconocidos e influyentes a nivel mundial, Francia es una nación rica y diversa culturalmente. En los últimos siglos, Francia se ha erguido como una de las principales potencias mundiales y su imperio logró dominar gran parte de Europa, África, Asia, Oceanía y América del Norte. Fue en este país en que conceptos como la república y los derechos humanos pudieron desarrollarse y ser exportados a las diferentes democracias del mundo. Aquí se desarrollaron vanguardias literarias y musicales, se crearon inventos que revolucionaron al mundo y la gastronomía se convirtió en un arte.

Es por ello que, caminar por las ciudades francesas, disfrutar de sus campos o probar un plato atrae a millones de personas de diferentes rincones de la Tierra. En 2012, más de 83 millones de personas visitaron Francia, siendo el destino más popular del mundo. París, su capital, es un clásico destino para quienes conocer sus museos o sentir el romanticismo de sus calles. Los valles centrales del país son famosos tanto por sus vinos como sus castillos, mientras la Riviera francesa sigue atrayendo millones de turistas a sus glamorosas playas.

Extensión completa de la República Francesa. El territorio en Europa es el que se conoce como «Francia Metropolitana».

La República Francesa está compuesta administrativamente por 27 regiones. De estas 27 regiones, 22 se encuentran en el territorio europeo, que corresponden al llamado "Hexágono" más la isla de Córcega. Tres regiones administrativas están en América (Guadalupe, Guayana y Martinica) y dos en islas africanas del Océano Índico (Reunión y Mayotte). Todas estas regiones tienen los mismos derechos e incluso forman parte de la Unión Europea. A ellas se suman diversas unidades territoriales especiales, con diversos tipos de autonomía: Nueva Caledonia, la Polinesia Francesa y Wallis y Futuna en Oceanía, Saint-Martin y San Bartolomé en el Caribe, y San Pedro y Miguelón en Norteamérica. La isla Clipperton y los Territorios Australes Franceses no poseen población nativa y son administrados directamente por el gobierno francés. Aunque todos estos territorios estrictamente forman Francia, por razones de claridad trataremos en este artículo como «Francia» sólo al territorio ubicado en Europa, conocido como «Francia Metropolitana». Las regiones de ultramar y territorios autónomos mencionados anteriormente son tratados en sus artículos respectivos.

Historia

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Pinturas rupestres en Lascaux.

El actual territorio francés ha sido habitado desde la prehistoria por diversos grupos humanos, que han dejado huella de su existencia en algunas pinturas rupestres como las de Lascaux y de Font de Gaume. El hombre de Cro-Magnon, uno de los primeros registros del ser humano, fue encontrado en cuevas del sudoeste de Francia.

En la edad antigua, tribus celtas habitaron la actual Francia, siendo conocidos como galos. En el siglo I a. C., fueron conquistados e incorporados al Imperio romano, adoptando el latín como su idioma y el cristianismo como su religión. Sin embargo, diversas tribus bárbaras invadieron la Galia en los siglos posteriores, en particular hunos y germanos. La principal tribu germánica establecida en la Galia, los francos, serían los que le otorgarían el nombre actual a dicha región. Los francos establecieron un dominio feudal alrededor de la actual París. Tras la conversión del rey Clodoveo al cristianismo en 498, la Iglesia mantendría un rol predominante en la política y la vida francesa. El reino de los francos logró expandirse por Europa, llegando a su clímax bajo Carlomagno, conquistando lo que hoy corresponde a Alemania, Austria, Croacia y el norte de Italia con el fin de revivir el Imperio romano. Aunque Carlomagno se coronó como el primer emperador romano germánico, a su muerte sus territorios fueron divididos entre sus sucesores. Esto marcaría la creación nuevamente del Reino de Francia y su separación de Alemania.

La catedral de Ruan, de estilo gótico, comenzó a construirse en 1145.

Las invasiones vikingas de los siglos IX y X afectaron seriamente al Reino de Francia, quien debió descentralizarse en un conjunto de feudos vasallos para enfrentar la amenaza. Finalmente, en 911 un grupo de vikingos lograron un acuerdo con el rey francés y establecieron el Ducado de Normandía, nominalmente vasallo pero con gran autonomía. En 1098, los normandos cruzarían el canal de La Mancha y conquistaron Inglaterra.

Bajo la dinastía capeta, el Reino de Francia comenzaría un proceso de centralización que le otorgaría gran poder al rey y su corte, para acabar con el feudalismo hacia el siglo XIII. Una crisis dinástica enfrentaría a Francia con Inglaterra, dando inicio a la Guerra de los Cien Años. Sumada a la peste negra, gran parte de Francia quedó desolada. Sin embargo, la guerra fue la primera oportunidad para forjar el concepto de nación en Francia, especialmente gracias a la figura de Juana de Arco. La victoria francesa en 1453 permitió consolidar al Reino de Francia y dar inicio a la modernización del país.

El Palacio de Versalles, residencia de Luis XIV y sus sucesores.

En los siglos posteriores, el Renacimiento permitió el desarrollo de la cultura y las ciencias en Francia. La lengua francesa se estandarizó y expandió a otras latitudes gracias a los navegantes y exploradores que llegaron al Nuevo Mundo. Francia inició una serie de conflictos con otras potencias de la época, como Inglaterra, España o el Sacro Imperio, con el fin de establecer su preponderancia en la Europa renacentista y las nuevas colonias en el resto del mundo. Así, Francia logró establecer colonias en el corazón de Norteamérica, la India y el norte de África. El clímax del Ancien Régime (Antiguo Régimen) se alcanzó con Luis XIV, el "Rey Sol", quien sometió a los señores feudales y asumió un poder incontestable. Francia se convirtió en el país más poblado e influyente de Europa, y su idioma nativo se convirtió en la lengua más usada en la diplomacia, la ciencia y la literatura. Sin embargo, sus sucesores no tendrían la misma suerte del "Rey Sol". El débil gobierno de Luis XV vio la pérdida de las colonias norteamericanas y un declive en la popularidad del rey.

La Ilustración permitió el desarrollo de las artes y las ciencias, pero también de la filosofía y el pensamiento político. Las ideas de libertad, igualdad y fraternidad permearon en la sociedad y se contrapusieron al dominio absolutista de los Borbones. La crisis económica bajo el gobierno de Luis XVI fue el chispazo que encendió la Revolución francesa, uno de los eventos más relevantes de la historia de la humanidad. La Toma de la Bastilla de 1879 fue el inicio de una serie de cambios que llevarían a la decapitación del rey, el establecimiento de una república, diversas guerras con los estados vecinos y el establecimiento finalmente de Napoleón Bonaparte como emperador.

Napoleón Bonaparte.

Bajo el gobierno de Napoleón (1799-1814), Francia logró estabilizarse tras los eventos de la Revolución. Con su talento militar, Napoleón conquistó gran parte de la Europa Occidental y construyó el marco jurídico y administrativo del Estado francés moderno. En 1815, Napoleón fue derrotado en Waterloo y su imperio, desmembrado. Los Borbones fueron reinstaurados por las otras potencias europeas, pero bajo una monarquía constitucional. Esto no dejó contento a los ciudadanos franceses, que derrocaron a su rey en 1830 y 1848. La Segunda República, establecida ese año, duró hasta 1852, cuando Napoleón III dio un golpe de Estado y proclamó el Segundo Imperio francés.

Construcción de la Torre Eiffel en 1888.

El nuevo imperio tuvo un importante éxito económico y comenzó un proceso de expansión colonial, principalmente en África, Oceanía y el Sudeste Asiático. La derrota de Napoleón III en la Guerra franco-prusiana de 1870 puso fin a la monarquía y consolidó al país como la única república de ese tiempo en Europa. En el siglo XX, Francia continuó su crecimiento económico y su rivalidad con Alemania provocó la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Millones de franceses se enfrentaron en las trincheras del norte a los ejércitos alemanes y gran parte del país quedó destruida. Aunque Francia logró vencer en este enfrentamiento, no logró reponerse de la guerra antes de enfrentar nuevamente a Alemania en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Las tropas nazis de Adolf Hitler invadieron el país y establecieron un gobierno títere en el sur, que enfrentó una fuerte resistencia local. El desembarco de Normandía (6 de junio de 1944) fue el primer paso para la liberación de Francia y la derrota definitiva de Hitler.

Desde la segunda mitad del siglo XX, Francia perdió su condición de potencia colonial tras una cruda guerra en Argelia y la independencia de varias de sus antiguas colonias. Mientras Francia se desarrollaba económicamente y se ponía a la vanguardia de la industria tecnológica, las ciencias, la moda o el transporte, también debió integrar las diferentes olas de migrantes desde sus antiguas colonias. Las cicatrices de las antiguas guerras sirvieron para que Francia, junto a Alemania, iniciara un importante proceso de cooperación que evitara un nuevo enfrentamiento bélico; esta iniciativa permitió la creación de la Unión Europea, que ha permitido la eliminación de las fronteras y la unificación de monedas entre varios países del continente.

Geografía

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Glaciares ubicados en el Mont Blanc.

La parte norte y oeste de la Francia Metropolitana, ubicada junto al océano Atlántico y el canal de La Mancha, es bastante llana, con algunas colinas. La región está formada por tres valles fluviales: al norte está el río Sena, que cruza París y desemboca en Le Havre; el Loira, que nace al sureste del país para luego cruzar el centro del país; y el Garona, que nace en la frontera con España para luego ir hacia el noreste hasta llegar a la costa atlántica, en Burdeos. Estos tres valles forman una región fértil, que permite el desarrollo agrícola y humano.

El sur y el oeste del país, en tanto, son mucho más montañosos. Dos cadenas destacan por su altura: los Pirineos forman una frontera natural con España por el sur, mientras al oeste están los Alpes sobre el límite con Italia. Los Alpes alcanzan en esta zona algunas de las alturas más grandes de Europa, llegando a los 4.810 metros en el Mont Blanc. En el centro-sur del país está el Macizo Central, formado por mesetas y montes que, si bien no alcanza las alturas de las cordilleras anteriormente mencionadas, cubren una mayor superficie. Entre los Alpes y el Macizo Central, en tanto, se forma el valle del Ródano, que desemboca en el Mediterráneo y que es la segunda zona más poblada del país (tras los valles centrales del Loira y el Sena). En el este, en tanto, las montañas del Jura separan a Francia de Suiza, y hacia el norte dan paso al valle del Rin, que marca la frontera con Alemania.

Al suroeste de la Francia Metropolitana se encuentra la isla de Córcega, frente a la Costa Azul y la Toscana italiana, justo al norte de la isla de Córcega. Es una isla montañosa, con cumbres que llegan hasta los 2700 msnm, y que posee una escarpada costa.

El clima templado de Francia ha permitido el desarrollo agrícola del país, que destaca principalmente por sus viñas de gran calidad.

La mayoría de la Francia Metropolitana se encuentra en la zona de climas templados. La costa norte y occidental tiene fuertes influencias marítimas, con temperaturas templadas pero mayor humedad y precipitaciones. Hacia el interior, el tiempo se hace más extremo: veranos muy cálidos e inviernos fríos, aunque las lluvias se reducen. Mientras en Burdeos la temperatura media en enero es de 6,4 ℃, en París es de 4,7 ℃; en junio, en ambas ciudades la temperatura media llega a unos 20℃. En las regiones de Alsacia y Lorena, en la zona oriental del país, el clima es de carácter semicontinental, con inviernos duros y nevosos. La capital alsaciana, Estrasburgo, llega a una media de 1,6 ℃ durante en enero y unos de 30 días de nieve al año.

La costa sureste tiene un característico clima de tipo mediterráneo, de carácter templado y más días de sol que el resto del país. El verano es cálido y seco, mientras el invierno tiene temperaturas suaves y precipitaciones. La ciudad de Niza, por ejemplo, tiene una temperatura media de 23℃ durante junio, alcanzando máximas de 27℃ promedio. En las zonas alpinas, el Macizo Francés y los Pirineos el clima es de carácter montañoso, haciéndose más frío a medida que aumenta la altitud.

Fuera de la región europea, gran parte de los territorios de ultramar en el Caribe, la Polinesia y el Océano Índico poseen un clima tropical. La Guayana Francesa tiene un clima ecuatorial, mientras San Pedro y Miquelón es de carácter oceánico. Las Tierras Australes Francesas, finalmente, poseen un clima de tipo polar y oceánico.

Regiones

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Mapa de Francia y sus regiones turísticas:      Île-de-France      Normandía y Picardía      Noreste      Alpes franceses      Valle del Loira      Bretaña      Gascuña      Provenza, Languedoc y la Riviera      Córcega
Mapa físico de Francia y sus principales ciudades.
Île-de-France
Plaza de la Concordia, en el centro de París Por más de quince siglos, París ha sido más que la capital de Francia. La llamada Ciudad Luz es el centro espiritual del país, mezclando historia y modernidad. Más de 12 millones de habitantes viven en París y sus alrededores, formando una comunidad diversa y cosmopolita, siempre viva y activa. Imperdible es recorrer la histórica Catedral de Notre-Dame, subir la Torre Eiffel para ver desde arriba la llamada Ciudad Luz y perderse dentro del museo más relevante del mundo, el Louvre. En sus alrededores, Versalles destaca por el más fastuoso palacio del Antiguo Régimen, uno de los más bellos e icónicos del planeta o puede visitar el palacio Vaux-Le-Vicomte.
Normandía y Picardía
Mont Saint-Michel Norte-Paso de Calais · Alta Normandía · Baja Normandía · Picardía

El sector a lo largo del Canal de la Mancha ha visto históricamente una fuerte influencia de las naciones aledañas. Lille, además de sus museos, es famosa por la influencia flamenca en su arquitectura. Esta cercanía también se refleja en los cientos de batallas vividas en la zona. Quedan como testigos los castillos, fuertes, trincheras y cementerios que cubren la región, donde aún las cicatrices de las dos guerras mundiales siguen visibles. Los fuertes de Mont Sant-Michel en la costa normanda es uno de los sitios más visitados del país, mientras el centro reconstruido de Le Havre fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Noreste
Puentes en Estrasburgo Alsacia · Champaña-Ardenas · Franco Condado · Lorena

Los fuertes vínculos de la región con Alemania son fácilmente visibles en las provincias ribereñas al Rin y en ciudades como Metz y Nancy. Estrasburgo, ubicada en el centro de la Europa Occidental, es sede de varias instituciones de la Unión Europea. La región de Champaña es famosa por sus viñedos y el espumante que lleva su nombre. En tanto, Besanzón destaca por su arquitectura renacentista.

Alpes franceses
Valles de Chamonix junto al Mont Blanc. Ródano-Alpes · Provenza-Alpes-Costa Azul (Altos Alpes)

La cuenca del Ródano da origen a la segunda zona de más importancia de Francia, tras la capital. Su principal ciudad, Lyon, posee una vibrante vida cultural y gastronómica que atrae visitantes. Otra ciudad destacable es la tranquila Saint-Étienne. Al este se encuentran los principales picos de los Alpes, que atraen tanto a montañistas como a esquiadores. Grenoble, Chamonix, Annecy y Albertville son algunas de las hermosas localidades a los pies de las montañas que atraen a turistas que desean partir a los cercanos centros invernales.

Valle del Loira
El viñedo de Clos Vougeot en Borgoña. Auvernia · Borgoña · Centro · Lemosín · Poitou-Charentes

El centro de Francia tiene un protagonista indiscutido: el río Loira, que riega los campos y da vida a la zona vitivinícola por excelencia. La región está cubierta por pequeñas localidades de espíritu rural y que refleja el alma tradicional francesa. Varios castillos medievales se levantan sobre la campiña, como los de Blois, Chambord y Chinon. Ciudades como Bourges y Orleans son excelentes espacios para adentrarse en la historia de Francia, mientras se recorren sus monumentos y catedrales.

Bretaña
Una tormenta en Pors-Loubous. Bretaña · Países del Loira

La herencia celta en Bretaña es indiscutible y se refleja aún en su población, con una fuerte identidad cultural diferenciada del resto de Francia. Aún es posible escuchar hablantes de bretón entre los habitantes de la región, dedicados principalmente a la agricultura y pesca. Las escarpadas costas bretonas ofrecen hermosos atardeceres a sus visitantes, quienes también son atraidos por ciudades como Nantes, Brest y Rennes o los menhires de Carnac.

Gascuña
Lago Medio de Bastán, Altos Pirineos. Aquitania · Mediodía-Pirineos

El sudoeste de Francia es popular por diversos atractivos naturales, como sus playas sobre el Atlántico y las montañas del Pirineo que la separan de España. Burdeos es famosa internacionalmente por los vinos producidos en la zona, mientras Toulouse destaca por su arquitectura de ladrillos que le da el nombre de Ciudad rosa. Al sur de la región se encuentra el País Vasco francés, con atractivas localidades como Bayona y Biarritz, y el santuario católico de Lourdes.

Languedoc y la Riviera
Yates en el puerto de Niza. Languedoc-Rosellón · Provenza-Alpes-Costa Azul

El clima templado y los días soleados han convertido a la costa mediterránea en una de las más concurridas de toda Francia. Sobre la Costa Azul destacan diversos balnearios que atraen a millonarios de todo el mundo como Niza, Saint-Tropez, Cannes y su famoso festival de cine o el principado de Mónaco. El puerto de Marsella es la puerta de entrada al corazón de la región de Provenza, donde también se encuentra la papal Aviñón, Aix-en-Provence y las ciudades antiguas de Arles y Nimes. El clima templado y agradable también atrae visitantes al Languedoc y sus ciudades.

Córcega
"Escaleras del Rey de Aragón", en Bonifacio, Córcega. A mitad de camino entre Francia e Italia, Córcega mantiene una identidad cultural particular que maravilla a sus visitantes. Su geografía montañosa y su costa rocosa atraen a miles de turistas cada año, aunque aún mantiene un carácter rural que encanta. Su capital Ajaccio es famosa por ser el hogar de Napoleón, mientras Bonifacio destaca por sus acantilados y su apacible bahía.

Llegar

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Sello de ingreso a Francia en el Aeropuerto Charles de Gaulle de París.

Francia es parte del Acuerdo de Schengen, por lo que el ingreso de ciudadanos extranjeros está regulado por las normas comunitarias establecidas por la Unión Europea. Puede revisar aquí la lista de países para los cuales rige la exención de visados para turistas por 90 días.

Ya que no existen procedimientos fronterizos entre los países signatarios del Acuerdo (ya sea por vía terrestre o aérea), aquellos visitantes que estén exentos de visa o que sean ciudadanos de otros países Schengen, no tienen que realizar más procedimientos para ingresar a Francia. Aquellos, sin embargo, que debieron obtener una visa para ingresar a otro país del Espacio Schengen y luego ingresaron a Francia, deben firmar una declaración de entrada (déclaration d'entrée) en una estación de policía o de la guardia fronteriza. Puede averiguar más en el sitio del Gobierno de Francia (en francés).

Tenga presente que los departamentos y otras regiones de ultramar no son parte del Espacio Schengen, por lo que mantienen procedimientos especiales de ingreso, diferentes a los del territorio metropolitano.

En avión

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Aviones de Air France estacionados en el Aeropuerto Charles de Gaulle de París.

Francia tiene más de un centenar de aeropuertos, de los cuales más de 23 tienen un movimiento superior al millón de personas anuales. París es, sin lugar a dudas, la principal puerta de ingreso al país por vía aérea. Tres aeropuertos se encuentran en su zona metropolitana: el Aeropuerto Internacional Charles de Gaulle (CDG), el segundo más grande de Europa y un importante hub de vuelos internacionales de todo el mundo, por el cual transitan al año más de 62 millones de pasajeros, y el aeropuerto de Orly (ORY), por el que viajan más de 28 millones de pasajeros al año, con destinos nacionales e internacionales (usualmente dentro de Europa y el norte de África). Un tercer aeropuerto, aeropuerto de Beauvais-Tillé, está a 70 kilómetros de París y recibe vuelos de bajo costo. Fuera de París, los aeropuertos más importantes son los de aeropuerto de Niza-Côte d'Azur (Niza), aeropuerto Lyon-Saint-Exupéry (Lyon), aeropuerto de Marsella-Provenza (Marsella), aeropuerto de Toulouse Blagnac (Toulouse) y el multinacional EuroAirport en Mulhouse.

La mayoría de las aerolíneas internacionales vuelan a París, y en particular a CDG. Air France es la aerolínea de bandera de Francia y es casi un símbolo del país. Al año 2013, Air France volaba a 36 destinos dentro de Francia y 168 destinos internacionales en 93 países. Air France ofrece vuelos directos a CDG desde diversas ciudades de América Latina: Bogotá, Brasilia, Buenos Aires, Barcelona, Caracas, Cancún (temporal), Ciudad de México, La Habana, Lima, Lisboa, Madrid, Montevideo, Panamá, Río de Janeiro, Santo Domingo, Santiago de Chile y São Paulo. Además, es miembro del grupo Skyteam, que incluye a aerolíneas como KLM, Aeroméxico, Aerolíneas Argentinas, o Delta Airlines, lo que permite aumentar las conexiones.

A excepción de Air France, sólo Aeroméxico y LATAM viajan directamente de CDG a América Latina, en particular desde Ciudad de México, Santiago y São Paulo. Hacia España, aerolíneas como easyJet, Air Europa, Iberia y Vueling realizan varias rutas a París y otros destinos en la Francia Metropolitana. A las regiones de ultramar, existen pocas rutas desde Hispanoamérica: a Guadalupe y Martinica hay vuelos desde Santo Domingo, mientras a la Polinesia Francesa, LATAM viaja con escala en Santiago.

En tren

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Un tren de alta velocidad sobre el viaducto de Cize-Bolozon, en la ruta entre París y Ginebra (Suiza).
Un TGV entrando a la estación central de Angoulême.

Para aquellos que se encuentran en Europa, el tren es una excelente opción para visitar y recorrer Francia. Los precios y horarios suelen ser competitivos con los de un avión y en muchos casos son bastante más cómodos.

Algunos de los servicios ferroviarios que llegan a Francia son los siguientes:

  • El Eurostar es el servicio ferroviario de alta velocidad que conecta a Inglaterra con la Europa continental por el túnel bajo el Canal de La Mancha. Los trenes salen de la estación de St. Pancras en Londres y se dirigen a las ciudades francesas de Calais y Lille, antes de llegar a París (estación Gare du Nord o a Disneyland París) o Bruselas en Bélgica. Algunos servicios llegan a ciudades del sureste de Francia, como Aviñón o Bourg St Maurice en los Alpes. El viaje de Londres a París demora 2:15 y cuesta desde 88.
  • El TGV Thalys es un tren de alta velocidad que conecta París con localidades de Bélgica, los Países Bajos y el oeste de Alemania. Las principales conexiones a París Gare du Nord parten desde Bruselas (24 servicios diarios), Ámsterdam-Rotterdam-Amberes (11 servicios), Essen-Düsseldorf-Colonia-Lieja (3 a 5 servicios) y Ostend-Brujas-Gante (2 servicios). Un nuevo servicio de Ámsterdam o Bruselas a Lille fue creado en 2014, mientras algunas rutas a los Alpes y la Costa Azul son abiertas en temporada alta.
  • El TGV Lyria conecta diversas ciudades de Suiza con Francia a través de trenes de alta velocidad. Existen servicios desde Zúrich, Berna, Basilea, Lausana, Neuchâtel y Ginebra hacia París, con algunas paradas como Dijon o Mulhouse. Los servicios entre París y Zúrich tienen una frecuencia de hasta 6 servicios diarios, mientras los que conectan la capital parisina con Ginebra alcanzan los 8 diarios.
  • El InterCity Express que posee varios servicios de alta velocidad en Alemania y países cercanos, posee un servicio desde la ciudad de Fráncfort hasta París, conectando ambas ciudades en 3:50.
  • Los servicios Renfe SNCF permiten la conexión de los sistemas de alta velocidad español y francés. Algunos de los recorridos existentes son:
    • Madrid y Barcelona hasta Marsella: duración 7:40, desde 89. 1 frecuencia diaria.
    • Barcelona hasta Toulouse: duración 3:00, desde 39. 1 frecuencia diaria.
    • Barcelona hasta Lyon: duración 5:00, desde 49. 1 frecuencia diaria.
    • Barcelona hasta París: duración 6:25, desde 59. 4 frecuencias diarias.
  • Otros servicios internacionales de alta velocidad conectan a París con Luxemburgo (5 veces por día) y las ciudades italianas de Turín y Milán (3 frecuencias diarias).

Adicional a estos servicios de alta velocidad, se suman las redes de servicios ferroviarios convencionales de cada uno de los países cercanos, ya sea entrando a Francia por estas mismas vías o conectando con las vías de alta velocidad mencionadas anteriormente. Algunos de los que destacan están los servicios nocturnos City Night Line que permiten viajar a París desde diversas ciudades de Alemania.

En bus o automóvil

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Ingreso a Francia por vía terrestre desde la frontera con España.

La amplia red de carreteras y autopistas de Francia está conectada de forma importante con sus países vecinos. A excepción de las zonas montañosas, las rutas suelen cruzar de un país a otro sin problema, aprovechando las ventajas del Acuerdo Schengen que mantiene Francia con sus vecinos.

Varias carreteras internacionales permiten acceder a Francia. En sentido horario y partiendo desde el norte, las autopistas más destacadas son las siguientes (se indican los nombres de la ruta del país de origen y la de destino en Francia):

Varias compañías de buses permiten llegar a Francia desde las principales ciudades europeas y son una alternativa económica que podría evaluar.

En barco

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El crucero Seabourn Quest en la ciudad de Sète, en la costa mediterránea.

Aunque no es la forma más sencilla de ingresar a Francia, existen algunos puertos que permiten el desembarco de pasajeros. Algunos ferris permiten cruzar el Canal de la Mancha y conectar a Francia con el Reino Unido. Los principales puertos de los que se zarpa en Gran Bretaña son Dover y Portsmouth, llegando principalmente a Calais y Dunkirk desde el primer puerto y Le Havre desde el segundo. El recorrido Dover-Calais es realizado por compañías como My Ferry Link, P&O Ferries, DFDS Seaways. Esta última compañía también realiza Dover-Dunkirk y Portsmouth-Le Havre.

Las compañías Brittany Ferries y Condor Ferries realizan diversos servicios desde la costa sur inglesa a la región de Bretaña y Normandía. Brittany Ferries navega desde Portsmouth a Le Havre, Caen, Cherbourg y Saint-Malo, Poole a Cherbourg, y Plymouth a Roscoff. Condor Ferries, en tanto, conecta Portsmouth, Poole y Weymouth con Saint-Malo, realizando paradas intermedias en las islas del Canal como Guernsey y Jersey. Desde Irlanda, existen también algunos servicios para pasajeros. Brittany Ferries zarpa desde Cork hasta Roscoff, mientras Stena Line y Irish Ferries van desde Rosslare a Cherbourg y Roscoff.

En la costa sur, muchos cruceros que recorren el Mediterráneo tienen escalas en Niza o Marsella, mientras a Córcega existen varios servicios que llegan al puerto de Bastia desde Italia.

Desplazarse

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En avión

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La extensa red de aeropuertos que existe en Francia permite que haya múltiples conexiones por vía aérea entre ciudades de la Francia metropolitana. Air France, junto a su subsidiaria regional HOP!, es la que tiene la red más extensa, contando un total de 38 destinos en la Francia europea. París es el principal centro de conexiones; desde Aeropuerto Charles de Gaulle salen algunos recorridos, pero la mayoría se concentra en el aeropuerto de Orly. Otros aeropuertos como los de Burdeos, Lille, Lyon, Marsella, Nantes, Niza y Toulouse tienen un alto movimiento.

Esta es la forma más rápida de viajar por Francia. Sin embargo, suele ser una opción cara y que no es conveniente por si misma (diferente es el caso de una conexión desde un vuelo internacional). Sólo para los viajes en que uno requiere viajar de un lado a otro del país puede tener sentido. Es importante considerar que muchos aeropuertos están bastante alejados del centro de la ciudad, por lo que pasará seguramente más tiempo en camino al aeropuerto y esperando en él que dentro del avión.

Los viajes a Córcega son una excepción y, por sus características naturales, la visita a esta isla suele realizarse por vía aérea. Tanto Air France como Air Corsica llegan desde varias ciudades a los aeropuertos de Ajaccio, Bastia y Figari. De igual forma, el viaje en avión es prácticamente la única forma de comunicar a la Francia metropolitana con los territorios de ultramar.

En tren

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Servicios ferroviarios franceses: mapa de recorridos de alta velocidad (izquierda) y tiempos de viaje desde el centro de París al resto de la Francia metropolitana (derecha, marcas cada 1 hora).
La estación de trenes (gare en francés) de Mulhouse.

El tren es, sin lugar a dudas, la forma más común de transporte entre ciudades de Francia. El país cuenta con una gran red de ferrocarriles que permite ir a todas partes del país de manera muy fácil y rápida. Gracias a sus sistemas de alta velocidad (TGV: Train à Grande Vitesse) es posible ir del centro de una de las ciudades más importantes del país a otro en un par de horas.

Aunque no destaca dentro de Europa por su puntualidad, los trenes en Francia ofrecen un buen servicio y ha mejorado notablemente con la introducción de las nuevas rutas de TGV. El principal operador es la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), de propiedad estatal, aunque hay varios servicios privados que operan, por ejemplo, los TGVs. Tenga en consideración que algunos beneficios de reducción de tarifas otorgadas por la SNCF pueden no ser compatibles con otros operadores.

A grandes rasgos, existen tres tipos de trenes que permiten recorrer el país.

  • TER (Train Express Régional): el corazón del sistema ferroviario son los trenes regionales que conectan la mayoría de las ciudades, pequeñas y grandes, a la gran red ferroviaria. Sus carros suelen no ser de la mejor calidad ni velocidad, pero son los que permiten llegar a cada rincón del país. En muchos casos, es posible comprar los pasajes minutos antes de la salida de cada servicio.
  • Intercités: Servicios de carácter interurbano entre ciudades grandes y medianas, que suelen demorar menos que los TER y llegar a zonas donde el TGV aún no se ha instalado. Para la mayoría de los servicios, es recomendable reservar con anticipación.
  • TGV (Trains à Grande Vitesse): Pioneros en el mundo, los franceses han expandido a gran parte del país este sistema de transporte que permite conectar las principales capitales regionales del país y algunas importantes ciudades europeas. Los pasajes son más caros y la reserva es obligatoria.
En la mayoría de las estaciones existen expendedores automáticos de billetes de tren, que operan con efectivo y tarjetas de crédito.

Algunos de los tiempos de viaje a través de la actual red ferroviaria francesa:

Para comprar los billetes o tener informaciones sobre los horarios, puede visitar el sitio de la SNCF. En dicho sitio, puede comprar la mayoría de los servicios ferroviarios, incluso aquellos de operadoras privadas y trenes de alta velocidad. Si desea comprar un pasaje, revise bien las propuestas que le entrega la página. Puede que le ofrezca rutas que son más baratas pero que tienen significantes demoras o paradas intermedias o servicios más veloces pero cuyo precio se eleva excesivamente, mezclando por ejemplo recorridos normales con tramos en TGV. También es importante notar que a mayor antelación al comprar los pasajes, más barato será éste.

¡Ojo! La mayoría de los billetes de tren tienen que ser "picados" (composter en francés) antes de subir al tren. Las máquinas de picar son amarillas y se sitúan en las estaciones, cerca del acceso a los andenes. Si no pica su billete, el revisor le puede poner una multa. Si compra pasajes electrónicamente, lo más probable es que baste con la impresión de la copia generada por la página web y no es necesario "picar" esa copia.

En automóvil

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Mapa de autopistas y tiempos de viaje desde el centro de París al resto de la Francia metropolitana (marcas cada 30 minutos).
Un camino en la región de Charente.

Una buena forma de recorrer el país, especialmente sus pueblos más pequeños, es utilizando un automóvil y manejando a través de la extensa red de carreteras construidas en el país. La mayoría suele estar en buenas condiciones y muchas son autopistas de alto estándar. Las principales excepciones son las bellas rutas a través de las zonas montañosas, que son muy estrechas y escarpadas, por lo que se requiere manejar con cuidado.

Tal como en gran parte del mundo, en Francia se maneja por la derecha, por lo que no debiese ser un inconveniente, a menos que venga desde el Reino Unido. Aunque es posible manejar autos con el sentido inverso, deberá tener mucho cuidado al manejar, especialmente en los giros.

En general, las rutas pueden dividirse en tres tipos:

  • Autopistas (autoroute): son denominadas con una A inicial y suelen estar identificadas con signos de tránsito con fondo de color azul. La mayoría de ellas poseen peajes (péage), aunque existen algunas excepciones cerca de las ciudades principales o en la región de Bretaña. Los peajes suelen ser bastante caros: de París a Calais puede costar 21,7, mientras de París a Toulouse se eleva hasta los 34,7. Puede ver el detalle de todos los peajes aquí. En ellos, puede pagar tanto con tarjeta de crédito como en efectivo; si paga de esta última forma, las máquinas entregarán cambio en monedas (evite pagar con billetes de gran denominación). La velocidad máxima en este tipo de vías es de 130 Km/h, aunque baja a 110 Km/h en caso de mal tiempo y en las regiones de Alpes-Maritimes y Lorena.
  • Rutas nacionales y departamentales: denominadas con una N o D inicial, según sea el caso. Sus signos de tráfico suelen ser con fondo de color verde. Muchas rutas que solían ser nacionales, han sido transferidas a los departamentos estos años, por lo que su numeración puede cambiar respecto a mapas relativamente antiguos. Es importante considerar que la denominación de una ruta departamental es sólo válida en su departamento: dos rutas diferentes pueden tener el mismo número en diferentes departamentos, mientras una misma ruta puede cambiar de número al cruzar a otro departamento. La mayoría de estas rutas son gratuitas, pero de un muy buen estándar. Al pasar por pueblos menores, es recomendado especialmente para aquellos turistas que deseen conocer algo más de la Francia interior, deteniéndose a descansar o comer. El límite de velocidad es de 90 Km/h para las dobles vías sin separación y 110 Km/h para las que tienen una plataforma o barrera central. En ambos casos, el límite baja 10 Km/h en caso de tormenta.
  • Calles y caminos urbanos: Dentro de zonas urbanas, el límite de velocidad llega a los 50 Km/h, aunque cada vez más ciudades han bajado el límite a 30 Km/h en áreas residenciales. Ya que la mayoría de las urbes francesas, especialmente sus zonas centrales, tienen siglos de historia, sus calles están poco preparadas para el uso de automóviles: suelen ser angostas, de una sola vía, con una traza irregular y superficie de piedra o adoquines. Muchas calles, además, son peatonales o tienen un alto flujo de personas cruzando y los signos de calles y números de casas son pequeños, por lo que es difícil identificar una dirección. A eso se suma el alto costo de los estacionamientos. Todo esto hace poco recomendable utilizar un automóvil para ir al centro de las ciudades, lo que ha fomentado el uso de bicicletas (vélo). Algunas ciudades como París han creado sistemas de arriendo de bicicletas, disponibles también para turistas, y que se han convertido en una importante pieza del transporte público. En los suburbios, construidos ya con el uso de automóviles en mente, las avenidas suelen ser más grandes y el uso de automóviles es más cómodo.
Los signos utilizados para indicar que una vía tiene prioridad en un cruce y cuando acaba dicha prioridad.

Aunque en Francia existe nominalmente la preferencia por la derecha en un cruce, ésta se aplica únicamente en lugares no señalizados, usualmente pueblos pequeños o calles cortas, o cuando los semáforos no funcionan. En general, la preferencia en un cruce de vías está dada por signos: si ve un rombo amarillo significa que usted está en una vía que tiene preferencia; en caso contrario deberá darle el paso a los autos de la vía que le cruza. Un rombo amarillo con una diagonal negra significa que la vía ha perdido preferencia, por lo que deberá darle el paso a los otros automóviles. La mayoría de los cruces importantes cuentan con semáforos. En caso de congestión, usted puede cruzar sólo si está seguro de que no obstaculizará el cruce, aun cuando cuente con luz verde en el semáforo.

En los últimos años, el gobierno francés ha aumentado el número de fotoradares que controlan la velocidad de los vehículos. Aunque la mayoría posee signos que advierten de la presencia de estos aparatos, éstos han ido desapareciendo por lo que es recomendable mantenerse apegado a los límites. El límite de alcohol en la sangre, en tanto, es de 0,5 g/L; sobre este límite puede tener una multa de hasta 750. En caso de superar los 0,8 g/L, la multa puede llegar hasta los 4500, cárcel o incautación del vehículo.

Hablar

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En Francia, el teclado predeterminado es el sistema AZERTY. Su principal diferencia con los teclados españoles es el cambio de posición de la Q y la W por la A y la Z, además de ciertas letras con diacríticos propias del francés (é, è, à, ù).

El francés es, evidentemente, el idioma más importante de Francia. Casi la totalidad de sus habitantes hablan este idioma, aun cuando existen varios acentos particulares en cada región. El valle del Loira es considerada como la región con el acento más puro, por lo que es un buen lugar para los interesados en dominar este idioma.

Los franceses son muy educados y ponen especial atención en la cortesía, especialmente de parte de los desconocidos, por lo que esté atento a responder apropiadamente. Salude siempre a las personas con las que interactúa. Si está en una tienda o restorán, es probable que algún otro cliente lo salude al entrar; responda al saludo y repítalo cuando alguien nuevo llegue. Memorice algunas palabras y frases clave como «merci» (gracias) y «excusez-moi» (discúlpeme); siempre utilice el formal «bonjour!» (buenos días) en lugar del informal «salut!» (¡hola!), que está reservado únicamente para familiares o amigos.

En Bretaña es posible ver algunas señales de tránsito tanto en francés como en bretón.

Si usted no habla francés o tiene poco dominio de éste, es probable que tenga algunas dificultades para comunicarse. Aun cuando muchos franceses hablan inglés, y varios de ellos también español, los franceses suelen ser bastante aprehensivos al uso de un idioma diferente al suyo en su propia tierra. No asuma que los franceses le hablarán en inglés si usted les pregunta en ese idioma. Sea amable. Trate de usar el francés tanto como le sea posible, aun cuando sea sólo para saludar o preguntarle si sabe hablar otro idioma. Si usted muestra respeto y esfuerzo por comunicarse, los franceses serán amables y le responderán correctamente. En muchos casos, usar español puede ser más útil que el inglés. Tenga presente que no todos los franceses tienen un inglés fluido, por lo que algunas veces puede ser más útil encontrar palabras comunes entre el español y el francés que intentar usar un idioma auxiliar. ¡Aproveche la cercanía lingüística entre ambos idiomas! En las zonas más turísticas, el uso del inglés puede ser casi universal, pero no está demás ser cortés e intentar usar francés en lo posible.

En algunas regiones de Francia se hablan idiomas propios. En la zona de Alsacia y parte de Lorena (que en diversos períodos estuvo bajo dominación germana) se habla el alsaciano, un dialecto del alemán casi ininteligible para la mayoría de hablantes de dicho idioma. Al sur, existen hablantes de dialectos occitanos como el provenzal o el languedociano, todos de origen romance similar al italiano o el español. En Bretaña, aún existen hablantes nativos de bretón, un idioma de origen celta, más cercano al galés que al francés. Cerca de la frontera con España por el sur, existen algunos hablantes de euskera, pero bastante menos que en el vecino País Vasco español. En Córcega, en tanto, el idioma corso, similar al italiano, es de uso bastante extendido. A todos estos idiomas se suman aquellos idiomas propios de las comunidades inmigrantes; es probable que escuche una mezcla de francés con árabe, vietnamita o varios idiomas africanos a medida que pasa por algunos barrios de París o Marsella.

Dormir

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El Hotel Négresco es uno de los más históricos y famosos de Niza, ubicado justo frente a la costa del Mediterráneo.

Al ser uno de los principales destinos turísticos del mundo, Francia cuenta con una amplia gama de alojamientos, desde hostales juveniles muy baratas hasta algunos de los hoteles más lujosos del mundo.

Los hoteles están clasificados en un sistema de 1 a 5 estrellas, basados en una serie de criterios objetivos pero que pueden estar algo obsoletos (como el tamaño de la recepción, el porcentaje de habitaciones con baño privado, etc.) El precio de las habitaciones suele ser bastante caro, especialmente en ciudades particularmente turísticas, como París. Tenga presente que, por ley, los precios de los hoteles deben ser visibles desde el exterior.

En el centro de las principales ciudades, los hoteles suelen ser pequeños, aprovechando antiguos y hermosos edificios. Puede que algunos no tengan todos los beneficios de hoteles más modernos (ascensores más estrechos, por ejemplo), pero su belleza arquitectónica y su ambiente lo compensan con creces. También existen excepciones: muchos lujosos hoteles antiguos han sido adquiridos por cadenas internacionales, convirtiéndolos en una opción de primera línea. Por otro lado, muchas cadenas internacionales orientadas a viajeros de negocio han construido hoteles en las afueras de las grandes ciudades. Aunque son hoteles más fríos y con menos atractivo propio, poseen buenos servicios y son recomendados para empresarios y otros pasajeros de estadía corta. Para aquellas personas con un presupuesto más limitado, puede aprovechar la infinidad de hostales juveniles que se encuentran en las grandes ciudades turísticas.

Al visitar París y otras ciudades de gran tamaño, es recomendable buscar una habitación en el centro de la ciudad. Aunque existen opciones mucho más barata en las afueras, los largos tiempos de distancia y el alto costo del transporte público hacen esta opción poco conveniente para aquellos que estén turisteando.

Jardín de un gîte rural con vista a la ciudad religiosa de Lourdes, al sur de Francia.

Fuera de las ciudades, también podrá encontrar buen alojamiento. En los pueblos más pequeños, suelen existir B&Bs (conocidos como chambres d'hôtes en francés). A diferencia de los hoteles, el precio de los chambres d'hôtes siempre incluyen el precio del desayuno. En zonas más rurales, los gîtes ruraux son cabañas, usualmente con cocina propia, que se arriendan usualmente por varios días. Durante el verano, muchos gîtes en zonas altamente concurridas pueden estar reservados hasta con meses de anticipación. La cooperativa Gîtes de France agrupa a más de 50 000 alojamientos en diversas partes del país, permitiendo reservas en línea y clasificación de cada una de estas cabañas. Existen también otros gîtes con sitios web para reserva, por lo que es recomendable que busque con anticipación.

Existen varios espacios para camping en el país y también son calificados con un sistema de estrellas. Los de mejor calidad suelen ser reservados con anticipación, e incluso aquellos ubicados en las zonas costeras pueden estar ocupados en su totalidad hasta un año antes.

Restoranes Restaurantes

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Salón principal del Brasserie des Brotteaux, un popular restorán en Lyon.

La gastronomía como disciplina y el concepto de restorán (restaurant) tienen su origen en Francia. Esto explica que el acto de comer sea parte fundamental de la experiencia del turista una vez que visita este país. Alternativas para probar la cocina francesa abundan y muchas de excelente calidad: junto con Japón, Francia posee la mayor cantidad de restaurantes con una estrella Michelin. Sin embargo, eso no es garantía de encontrar siempre un buen restorán: también existen muchos restaurantes bastante insípidos y muchos en las zonas turísticas son derechamente una estafa. Es por ello que, antes de intentar probar la gastronomía francesa, es importante revisar con atención las opciones.

Tres elementos esenciales de la comida francesa: el vino, el queso y trozos de baguette.

La mejor forma de encontrar un buen restorán es consultar directamente con la gente local. Ellos sabrán si la mejor opción es realmente ir a un restorán de tres estrellas Michelin o visitar un bistro o brasserie cercana. Estas últimas opciones son pequeños recintos con menús estandarizados, mucho más baratos pero no necesariamente de baja calidad. Las brasseries y los bistros pueden ser muy buenas opciones para conocer la cocina francesa sin gastar de más. En algunas ciudades del interior, las mejores opciones pueden no estar en la misma ciudad: algunos locales prefieren ir a restoranes pequeños y de excelente calidad que se encuentran en zonas rurales más apartadas. Algunas opciones más locales de restoranes son los bouchons lyonnais de Lyon o las crêperies de Bretaña.

Además de la cocina típicamente francesa, existen otros restaurantes, usualmente asociados a las principales colonias de inmigrantes que viven en el país. Así, es posible encontrar fácilmente restaurantes de cocina china, tailandesa, vietnamita o del norte de África. Estos pueden encontrarse tanto en formato restorán como en servicios de comida rápida (traiteurs). El kebab o los gyros griegos son también bastante comunes en algunas ciudades y son alternativas para aquellos que buscan opciones baratas de comida. Aunque existen varios restaurantes de cocina italiana, la calidad suele no ser muy destacable y no van más allá de un servicio de pizzas y pastas sin mucha imaginación.

Un plato de la alta cocina francesa, en un restorán con tres estrellas Michelin.

Muchos restaurantes tienen menús fijos (menu fixe), usualmente estructurados entorno a una entrada (entrée u hors d'œuvres), un plat principal y el postre (dessert). Algunas veces este último es reemplazado por queso (fromage) o se incorpora como un cuarto plato. Si desea pedir fuera del menú fijo, puede pedir à la carte. Las bebidas suelen ser consideradas aparte y, en general, tienen un margen de ganancia bastante alto. Si pide agua, lo más probable es que le ofrezcan alguna botella de marca, lo cual tiene un costo considerable. Una buena opción es pedir agua potable (carafe d’eau), la cual no tiene costo.

En los restaurantes más formales, la reserva suele ser obligatoria, por lo que muchas veces pueden rechazar su ingreso aún si tienen capacidad disponible. El horario es también bastante restringido: los restaurantes suelen estar abiertos sólo en horario de almuerzo y cena (incluso, algunos sólo abren en uno de ellos). Muchos restaurantes no abren los sábados y, para el domingo, los que sí lo hacen son una clara excepción, únicamente en las zonas más turísticas.

El costo de ir a un restorán puede partir en los 40 por persona, mientras en un bistro local esto puede bajar a los 25. En tanto, en locales de comida rápida y algunos restaurantes chinos, el precio puede acercarse a los 10, o incluso un poco menos, por un plato sencillo. Usualmente, los restaurantes incluyen en la cuenta tanto el valor de impuestos como la propina (de un 15%). Si quiere, puede dejar una propina adicional, especialmente si tuvo un servicio destacado.

Comida local

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Un plato de confit de pato (confit de canard), plato tradicional de la Gascuña.
Escargot a la Bourguignonne, caracoles con ajo y hierbas.

Considerada como una de las más relevantes del mundo, la cocina francesa es un referente internacional por su variedad y su refinamiento. A lo largo de los siglos, la gastronomía de Francia ha influenciado notoriamente a gran parte de la cocina del mundo occidental, siendo considerada desde 2010 por la Unesco como «Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad». Aunque muchas personas asocian la cocina francesa únicamente con la sofisticada haute cuisine (alta cocina), la verdadera riqueza de su gastronomía radica en su variedad de platos con ingredientes locales y que han perdurado por siglos de tradición.

Aunque fuera de Francia suele verse como un concepto único, la cocina francesa está formada en realidad por diferentes conceptos de carácter principalmente regional y que se identifican principalmente por los ingredientes utilizados:

  • la cocina del noroeste utiliza la mantequilla, la crème fraîche y la manzana;
  • la cocina del suroeste utiliza el aceite, el foie gras, las setas y el armañac;
  • la cocina del sureste está caracterizada por influencias italianas y se sirve de la aceituna, las finas hierbas y el tomate;
  • la cocina del norte está caracterizada por influencias belgas y se sirve de la patata, de la carne de cerdo, de judías y de la cerveza;
  • la cocina del este, caracterizada por influencias alemanas, se sirve del tocino, las salchichas, la cerveza y el chucrut.

Además de estas cinco grandes zonas regionales, existen también otras cocinas locales como la cocina del valle de Loira (famosa por sus pescados al vino blanco), la cocina vasca (caracterizada por el abundante uso del tomate y el pimiento de Espelette), la cocina del Rosellón (muy similar a la cocina catalana) o la cocina de la zona central.

La variedad de platos es inmensa. Entre los más reconocidos a nivel mundial como parte de la cocina francesa se incluyen la sopa de cebollas (soupe à l'oignon), el confit de pato (confit de canard), la cassoulet, el coq au vin (gallo al vino), los crepes bretones o el ratatouille provenzal. Platos como el raclette, la fondue y la tartiflette, que incorporan el queso como elemento principal, son típicos de la zona cercana a Suiza y los Alpes.

Contrariamente a lo que se piensa, los caracoles (escargot) y las ancas de rana no son elementos comunes de la cocina francesa. Si bien dichos platos existen y son fáciles de encontrar en las cartas de diversos restoranes franceses, no son populares y muchos franceses incluso prefieren evitar consumirlos. Si quiere atreverse a probarlos, es probable que Francia sea el mejor lugar para hacerlo; si no, nadie lo juzgará.

Panes y pasteles

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Un clásico pain au chocolat.
Macarrones de diferentes colores de Ladurée.

La baguette, aquel pan de forma alargada que tanto caracteriza a los franceses, es fácil de conseguir en las miles de boulangeries que encontrará en pueblos y ciudades del país. Ya que las baguettes duran aproximadamente frescas un par de horas, es recomendable que las compre justo antes de servir para aprovechar su mejor consistencia (no se preocupe, las boulangeries suelen hornear tanto en la mañana como en la tarde). Aunque su masa está regulada por ley, su forma puede variar y su largo extenderse desde unos 60 cm hasta acercarse al metro de longitud. Otras variantes de panes son el ficelle (similar a la baguette, pero mucho más alargado), el pain de campagne (ovalado y grueso, que puede conservarse más tiempo) o el brioche (bollo pequeño hecho con una masa más liviana).

Las viennoiseries son bastante similares a las boulangeries, ofreciendo varios tipos de panes y otros productos de masa hojaldrada (que en el mundo hispanohablante llamaríamos bollos, bizcochos o facturas, según el país). Dentro de los productos clásicos de las viennoiseries están los croissants (hechos con crujiente masa de hojaldre), los pains au chocolat o chocolatine (panes hojaldrados rellenos de chocolate) y los pains aux raisins (similares al anterior, pero con crema pastelera y pasas), entre otros.

La pastelería francesa es también reconocida a nivel internacional. Destaca la gran variedad de tartas que existen, incluyendo las de fruta o la charlota. Otros pasteles tradicionales son los hechos en milhojas (mille-feuille), los éclairs (llamados "pepitos" en España) y los profiteroles. La mousse, un tipo de pastel espumoso hecho con base de claras de huevo y crema de leche batida, es también muy popular en una gran diversidad de sabores. Los crêpes, famosos en la cocina bretona, son base para múltiples postres siendo el más recordado el crêpe Suzette debido al tradicional flambeado del brandy que contiene en su parte superior. El marrón glacé, hecho con castañas confitadas, es también una popular golosina, aunque probablemente las más populares para los turistas son los macarrones (macaron). Estos dulces están formados por dos galletas hechas con clara de huevo, almendra molida y azúcar, con una suave crema entre ambas. Usualmente, son adornadas con varios colores, lo que la hacen muy atractiva para los visitantes de París. Es en esta ciudad donde se producen los más conocidos: la tienda Ladurée fue una de las primeras en introducir este dulce al mercado y darle la actual consistencia que la ha popularizado.

Quesos

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Un trozo de queso azul «Bleu de Gex», producido en la región oriental del Alto Jura.

En 1962, el general Charles de Gaulle comentó “¿Cómo se puede gobernar un país que tiene doscientos cuarenta y seis variedades de queso?” Sin embargo, el famoso estadista francés se quedó corto: las estimaciones dan entre 300 y 400 quesos diferentes, agrupados en ocho familias principales, aunque algunos investigadores afirman que estos podrían elevarse cerca del millar.

Francia es uno de los principales productores de queso del mundo y, sin lugar a dudas, uno de los de mejor calidad. Muchas variedades de quesos tienen denominación de origen reconocida por la Unión Europea y otros países. Algunas de estas variedades incluyen unos de los quesos más reconocidos a nivel mundial como el Camembert, originario de la zona de Normandía, o el Roquefort, proveniente de la región austral francesa. Aunque menos famosos que estos dos, el Comté (o gruyer de Comté) es, sin embargo, el queso más producido del país. Otros quesos destacados son el brie (de Meaux o de Melun), el Reblochon y el Époisses de Bourgogne.

Beber y salir

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Francia se enorgullece de su vino (vin), el cual es reconocido a nivel mundial como uno de los de mejor calidad. En la actualidad, Francia es el mayor productor a nivel mundial de dicha bebida y sus tradiciones de cultivo y producción vitivinícola ha sido replicada en todo el planeta.

Cada región del país cuenta con variedades propias, las que pueden remontarse a la época de la dominación romana. Las cercanías de Burdeos se caracterizan por la producción de cientos de variedades de vino tinto, incluyendo cepas mixtas como el Merlot y el Cabernet Sauvignon, dos de los vinos de mayor producción en el país y el mundo. El valle del Loira, por otro lado, se caracteriza por vinos blancos como aquellos derivados del Sauvignon blanc. El Chardonnay es, en tanto, una de las cepas más características de la región de Borgoña, al igual que el Pinot noir. Un poco más al norte, la región de Champaña es famosa por el champagne, vino espumante con denominación de origen reconocido globalmente. El valle del Ródano produce mayoritariamente vino tinto, siendo el Syrah y la garnacha sus cepas más importantes. La región del Languedoc-Rosellón, por otro lado, es la mayor productora de vinos por cantidad de litros, aunque la calidad de éstos es considerada en general como mediana en comparación con otras regiones. La mayoría de los vinos baratos que encuentre en los supermercados franceses probablemente vengan de esta zona, pero no por eso dejan de ser buenos vinos.

Una copa de coñac francés.

Fuera del vino, Francia produce otras bebidas alcohólicas. La destilación del vino ha permitido la generación de varios tipos de aguardiente o brandy como el armañac y el coñac, ambas originarias de la zona sudoeste del país. En francés, ambos licores son considerados como eau-de-vie, denominación genérica para varios tipos de destilados producidos por productos vegetales (tanto vino como frutas). En esta categoría podrá encontrar una variedad de productos tan grande como frutas u otros productos pueda encontrar. En diversos restoranes podrá encontrar sirops de varios sabores (casis, granadina, fresa, etc.) que se pueden consumir con agua o leche. Estos también sirven para generar algunas mezclas alcohólicas bastante populares en Francia, como el kir, un aperitivo preparado con crema de casis y vino blanco o champán (Kir Royale en este último caso).

La cerveza (bière) es bastante popular y puede beberse sola, a diferencia del vino, que es usualmente servido para acompañar comidas. Debido a su cercanía por los países de cultura germánica y la relativa ausencia de viñedos, es en el norte del país que la producción y el consumo de cerveza es mayor. Aunque cada región posee producción local de cerveza y algunas de muy buena calidad, la mayor parte del consumo masivo es de cerveza importada, ya sea de Alemania o Bélgica.

La edad mínima para comprar alcohol en Francia es de 18 años, aunque muchas veces no es cumplida. Por el contrario, las leyes en contra de la conducción tras consumir alcohol son bastante duras y, en caso de ser descubierto, pueden ser aplicadas altísimas multas. Sobre 0,50 gramos de alcohol por litro de sangre la multa puede alcanzar los 750 y 6 puntos de descuento en la licencia de conducir; si la concentración de alcohol supera los 0,80 g/L o se niega a realizarse el test, la multa puede llegar hasta los 4500, el retiro de la licencia e incluso penas de cárcel o la confiscación del vehículo.

Si no disfruta del alcohol, en Francia es bastante popular el beber varios tipos de aguas. Algunas de las marcas más conocidas a nivel mundial son de origen francés, como Évian, Perrier o Badoit. Mientras Évian es agua mineral, Perrier se caracteriza por ser agua gasificada. El agua potable francés (carafe d’eau) suele ser de buena calidad, por lo que no debiese tener problemas para pedirlo, a menos que se encuentre en alguna zona rural.

Estudiar

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Vista de la sala de lecturas de la Bibliothèque Sainte-Geneviève, dependiente de la Universidad de París-III (Sorbona Nueva).

Francia sigue en el imaginario colectivo como la capital cultural del mundo. No sólo son sus museos ampliamente reconocidos, también sus universidades y centros de investigación, muchos de los cuales están entre los más destacados de Europa. No es de sorprender entonces que miles de estudiantes de todo el mundo quieran ingresar a estos centros académicos, especialmente a cursar postgrados o cursos de intercambio. En el ámbito de la educación superior, junto con las universidades, existen las llamadas Grandes Escuelas (Grande École), instituciones altamente selectivas y de calidad. Mientras las universidades son más abiertas y abiertas a todas las ramas del conocimiento, las grandes écoles están dedicadas principalmente a la formación en una sola área (como la ingeniería o el comercio, por mencionar algunas).

París, tal como en otras dimensiones, domina la oferta académica del país, con 13 universidades sucesoras de la antigua La Sorbona y varias grandes écoles como la École normale supérieure (considerada la mejor universidad del país en el ranking QS y 25.º a nivel mundial), la École polytechnique o la École Central. Otras ciudades como Marsella, Lyon y Burdeos poseen también universidades y écoles de prestigio. Sin embargo, hay que tener en consideración que debido a la magnitud de dichas ciudades, hay varios costos que pueden ser difíciles de cubrir para un estudiante (como el alto valor del alquiler o el transporte). Ciudades más pequeñas, como Orléans, Montpellier, Grenoble o Dijon poseen buenas universidades, un ambiente más amable para el estudiante y costos más accesibles.

Los costos en las universidades francesas dependen del tipo de institución y carrera cursada. Las universidades públicas cobran aproximadamente 190 por año para carreras de pregrado (aunque en el caso de las ingenierías puede llegar cerca de los 620). En el caso de los doctorados, el arancel puede llegar a los 400 por año. Estas cifras hacen que sea uno de los lugares más baratos para estudiar en Europa, una razón más para atraer a varios estudiantes extranjeros. El caso de instituciones privadas como las grandes écoles puede ser diferente y los aranceles pueden llegar a varios miles de euros por semestre incluso.

Es importante considerar que la mayoría de las universidades dictan sus cursos en francés, por lo que es muy importante tener un alto nivel de fluidez en dicho idioma (aunque cada vez es más importante el uso del inglés, especialmente para las publicaciones científicas). Varias universidades poseen cursos dedicados al aprendizaje o reforzamiento del idioma, además de un acercamiento a la cultura e historia de Francia, por lo que es una buena puerta de entrada para aquellos que quieran conocer más del país antes de asentarse definitivamente allí.

Trabajar

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Durante el siglo XX, Francia se convirtió en un lugar de destino para millones de inmigrantes provenientes de sus antiguas colonias. En la actualidad, la sociedad francesa es muy cosmopolita, principalmente en las grandes ciudades. Sin embargo, esto también ha generado una reacción en la sociedad más tradicional, lo que se ha visto reflejada en un aumento en la votación de partidos de ultraderecha y la adopción de políticas anti-migración más restrictivas.

Esto no significa que sea difícil o imposible trabajar en Francia como inmigrante, pero hay que tener claro los requisitos y procedimientos para integrarse exitosamente en el mercado laboral francés. Los ciudadanos de países miembros de la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo, además de Suiza, pueden trabajar sin problemas en Francia. Los ciudadanos de otros países deberán obtener una visa de trabajo especial, aunque los de países con acuerdos fronterizos para ingresar al Espacio Schengen pueden entrar y trabajar por 90 días sin necesidad de conseguir la documentación necesaria.

El saber hablar otro idioma, especialmente el inglés, es ampliamente valorado en el mercado laboral francés, por lo que puede ser una gran ventaja inicial para los inmigrantes, tanto en trabajos temporales en el mundo del turismo como en ambientes altamente capacitados de las finanzas y el comercio internacional. Sin embargo, tal como será una ventaja saber inglés, es casi obligatorio que tenga un alto nivel de francés para desenvolverse en el entorno local.

En general, el mercado laboral francés opera básicamente a través de contactos personales, por lo que es siempre útil conocer gente que vive en Francia y que pueda ayudarlo a encontrar alguna vacante. También existen empresas dedicadas a la búsqueda de diferentes tipos de trabajo, como Adecco o Manpower.

Seguridad

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Algunas unidades de la Police nationale.

Francia es un país bastante seguro y el nivel de criminalidad es bastante bajo. Como turista, la principal precaución es en las zonas altamente concurridas, donde puede sufrir algún hurto menor. Tal como en cualquier ciudad, debe guardar cierta precaución y evitar andar con joyas caras, productos electrónicos o grandes cantidades de dinero mientras esté en zonas públicas. En las grandes ciudades existen zonas peligrosas -principalmente en la noche- dentro de los suburbios, donde es posible encontrar algunos problemas como tráfico de drogas y prostitución. Guíese por el sentido común y evite estas zonas.

En caso que tenga algún problema, solicite ayude a los agentes de policía más cercanos. La Police nationale actúa principalmente en zonas urbanas, aunque algunas ciudades han creado sus propios cuerpos de Police municipale; en las zonas rurales es más frecuente la presencia de la Gendarmerie nationale. Si usted está involucrado en algún incidente y la policía le solicita su identificación, presente rápidamente su pasaporte u otro documento válido; aunque la policía técnicamente sólo puede solicitarlo en situaciones particulares y usted tiene derecho a negarse, no entregar identificación sólo complicará su situación y lo hará pasar un mal rato.

Los números de teléfono en caso de emergencia (gratuitos) más importantes son los siguientes:

  • 15 : Urgencia sanitaria (servicio de ayuda médica urgente o SAMU).
  • 17 : Policía
  • 18 : Bomberos, tanto en caso de incendio como accidentes en la vía pública u otro tipo de urgencia civil
  • 112 : Número europeo de socorro. Ofrece apoyo en diversos idiomas y está conectado con el SAMU, la policía y los bomberos. Válido en toda la Unión Europea.

Respetar

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Millones de turistas visitan Francia cada año. Evite ser un turista moleste: cuide los sitios históricos, no grite y no sea impertinente con los locales.

La población francesa es muy consciente de los modales y las formas, por lo que es importante que usted tenga en consideración ello si es que quiere ser recibido gratamente y no como uno de los millones de descuidados turistas que inundan cada año el país.

La vestimenta es muy importante para los franceses. Aunque ya las exigencias de vestimenta y sus respectivas reglas no son exigidas, siempre es recomendado mantener un cierto orden si es que no quiere recibir una mirada poco grata. A excepción de eventos claramente formales (como ceremonias o matrimonios), con una vestimenta semiformal o casual (pantalones y camisa para hombres y mujeres, o vestido para estas últimas) es suficiente en la mayoría de los contextos. Evite jeans, gorros y camisetas, especialmente si va a lugares con cierta formalidad, como iglesias o museos.

En las playas francesas, como ésta en Niza, es común ver mujeres sin la parte superior de su traje de baño.

Pese al celo con la vestimenta, los franceses son algo más liberales con el cuerpo que en otros países. En las playas, es normal ver mujeres haciendo topless y no hay problemas en que los niños más pequeños estén desnudos allí. En el caso de los hombres, es más común el uso de sungas que de pantalones cortos e incluso puede que ciertas piscinas le prohíban el uso de los segundos. Una vez fuera del área de playa, suele ser obligatorio el uso de camisetas, aún en dependencias de resorts y otros centros turísticos. En la ciudad, las mujeres suelen amamantar sin problemas aunque no suele ser muy usual por la poca comodidad de ello.

También es importante mantener las formalidades al dirigirse a otras personas. Tal como en español, existe una clara diferencia en el uso formal de la segunda persona: tu para contextos informales y vous para los formales. En general, la regla para el uso del tuteo es similar a la que uno podría tener en un país hispano: sólo úselo con amigos cercanos, con niños o personas con la que ya ha establecido algún tipo de contacto informal. Para el resto, asegúrese usando siempre el vous y su conjugación respectiva; mejor parecer como extra formal en lugar de irrespetuoso. De igual forma, es mejor siempre dirigirse usando Monsieur o Madame («Señor» o «Señora», respectivamente) al tratar con un desconocido; aunque existe el Madamoiselle («Señorita»), su uso es complejo al asumir el estatus marital o la edad de la mujer, por lo que es más sano usar el Madame. En el caso de los garzones en un restorán, es irrespetuoso llamarlos como garçon (aún cuando ese sea exactamente el origen de la palabra en español), ya que en francés significa literalmente «niño».

Al conversar con los franceses, evite tomar temas complejos para ellos. A diferencia de otros países, la vida íntima de ellos es bastante valorada, por lo que hacer preguntas personales puede ser considerado irrespetuoso. Evite conversar sobre el dinero que ganan, situaciones médicas o sicológicas, a menos que exista suficiente confianza. La religión es otro tema sensible; si bien existe un avanzado grado de laicismo en la sociedad francesa, aún existe un gran porcentaje de la población que profesa la fe católica y un creciente número de musulmanes, por lo que evite referirse sin respeto sobre las creencias de alguna persona. La política no es un tema tabú, pero debe saber cómo manejarlo. Está totalmente permitido conversar sobre la situación política, pero evite realizar juicios tajantes sin tener claro la situación. Recuerde que, de cualquier forma, usted será un extranjero y no vive la situación en el día a día como los locales, por lo que un juicio puede ser considerado como una sensación de superioridad de su parte y eso siempre es incómodo.

Por último, existe un importante respeto por las restricciones para fumar que han sido establecidas gradualmente. Fumar está prohibido estrictamente en todo espacio cerrado de acceso público, lo que incluye trenes, metro, estaciones, oficinas, restoranes y cafés. Sólo en algunos casos es posible encontrar espacios dedicados exclusivamente a fumadores, pero estos son contados. En caso de romper estas restricciones, puede recibir una multa desde los 68.

  1. En los territorios del Pacífico se usa el franco CFP.
  2. 1 2 3 Válido sólo en la Francia metropolitana.


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