región geográfica de Bolivia
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Los Yungas es una región de Bolivia.

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La región de los Yungas constituye una suerte de paraíso terrenal del que no se puede salir sino con profunda nostalgia. A medida que descende desde las altas planicies del altiplano, los paisajes minerales le hacen lugar a una flora más colorida, a perfumes embriagadores y a cascadas de agua que parecen caer del cielo. Más adentro, la vegetación se espesa todavía más, hasta tener las características de un bosque virgen. La tierra de estos valles es muy fértil y generosa. Se cultivan aquí una variedad importante de frutas y legumbres que alimentan y proveen a las poblaciones altiplánicas. Melones, mangas, papayas, bananas y café crecen en abundancia en medio de loros y monos.Y la coca, por supuesto, dado que su cultivo en esta zona es tradicional. En el corazón de estos valles, se encuentran las magníficas poblaciones de Coroico y Chulumani, acogiendo a los viajeros en su placidez. Estas poblaciones, en las que aparecen modestas casas coloniales perdidas entre los árboles frutales y los olorosos jazmines, constituyen un lugar de reposo ideal en medio de un decorado idílico en el que los mosquitos están prácticamente ausentes. Los Yungas ofrecen además numerosas posibilidades: excursiones en 4X4, caminatas, paseos inéditos en bicicleta montañera, descenso del río en rafting, o simplemente, holgazanería de alto nivel.

Agricultura

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Bolivia vive esencialmente de los recursos de su suelo y subsuelo, incluso si solamente en el 4 al 5% de territorio son objeto de una explotación cualquiera. La agricultura es una de las actividades más tradicionales y, a pesar del importante éxodo rural, este sector emplea todavía a cerca del 45% de la población económicamente activa. Podemos distinguir dos grandes tipos de cultivos. En el Altiplano, los cultivos tradicionales de las regiones andinas: papa, quinoa, maíz, cebada. De los Yungas a las grandes llanos del Oriente, pasando por los valles intermedios de Cochamamba y Tarija, encontramos los cultivos tropicales: soya, caña de azúcar, arroz, café, cacao, cítrico, algodón…

Solamente ciertos cultivos, que tienen un importante éxito para la exportación, son promovidos y su producción es estimulada. El ejemplo más significativo es la quinoa, llamada aquí semilla madre, el alimento simbólico del altiplano por excelencia. Cultivada desde hace más de 5000 años, esta planta (¡que no es un cereal!) puede crecer hasta alturas de más de 4000 metros y requiere de poco agua, esto asegura su adopción por parte de la población de las regiones altiplánicas. Cada vez más apreciada, en Europa especialmente (basta con ir al supermercado más cercano para darse cuenta), la quinoa a experimentado en estos últimos años un crecimiento espectacular en su demanda proveniente del extranjero. A tal punto que la producción ha sido multiplicada por 4 en 4 años. El fenómeno ha tomado tal importancia, que se dice que Bolivia tendría que recurrir a la importación para satisfacer sus necesidades internas.

Otro cultivo emblemático del país, la coca, tiene un destino opuesto y coloca a Bolivia en una difícil contradicción.

De un lado, su consumo es una tradición milenaria en el Altiplano, en donde esta pequeña hoja verde es sagrada y desde siempre apreciada por sus virtudes (la coca permite una mejor resistencia al esfuerzo y reduce la sensación de hambre, es recomendada para contrarrestar los efectos de la altura. En infusión o masticada, la hoja de coca no es alucinógena, sus efectos son meramente excitantes, comparables a los del café). El cultivo de la coca, sigue siendo autorizado, principalmente en la región de los Yungas (valles semi tropicales a solamente algunas horas de La Paz ), y Bolivia es actualmente uno de los raros países en donde uno puede obtener la hoja libremente (inclusive un mercado y un museo le han sido consagrados en La Paz). Esta producción esta, sin embargo, sometida a la cuotas correspondientes al consumo tradicional. No hay que sorprenderse si alguien le ofrece un maté (infusión) de coca cuando llega a La Paz o de cruzar en el Altiplano campesinos, chóferes o mineros, con una bola de hojas bajo la mejilla.

Por otra parte, se encuentra el problema del cultivo de la hoja destinado a la producción de cocaína. A partir de los años 70/80 y con la explosión de la demanda de droga en América del Norte y Europa, la región del Chapare (ubicada entre Cochamamba y santa Cruz) se ha vuelto uno de los más grandes centros de producción de hoja de coca y sus derivados en Sudamérica. Esto ha tenido como efecto poner al país en el ojo de mira de la DEA (Drug Enforcement Administration), órgano oficial con doble misión: perseguir a los narcotraficantes y supervisar la erradicación de la planta de coca en Sudamérica, lo anterior en colaboración con las autoridades locales. Las fuerzas antidroga han requerido medios extraordinarios, una determinación total y una enérgica presencia acompañada a veces del recurso a la brutalidad (varias masacres tuvieron lugar en esta región durante los años 80), para obligar a los cocaleros (productores de la famosa hoja) a abandonar la mayor parte de las plantaciones del Chapare en provecho de cultivos alternativos. Oficialmente, bien entendido… El problema de la coca/cocaína simboliza la dificultad que tiene Bolivia para integrar al mismo tiempo su herencia, con las perversiones de un mundo moderno del que se siente menospreciado. Como lo indican numerosos observadores, sin duda, esta cuestión no podrá ser resuelta mientras que sean solamente los cultivadores los que se vean satanizados.

Llegar

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Desplazarse

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Beber y salir

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Siguiente destino

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